sábado, 14 de noviembre de 2009

2009,1113 ES HORA DE TOMAR DECISIONES

Esta España, cada día más desquiciada e insolidaria, cuenta con mucha gente bien-pensante que debería salir al ruedo político y, los que ya lo están, pronunciarse sin ambages, tomando decisiones valientes, antes de que este gobierno de “progres” (en opinión de muchos el más malo de la democracia) nos sepulte en el pozo de la desidia. Han de tomar parte activa, cada uno desde su esfera de actuación, para preparar el camino que, posiblemente no sea otro, que compeler al PP a convocar una verdadera convención de la que saldría un verdadero líder. No deberíamos conformarnos con la pérdida del PSOE, que cada día que pasa resulta más evidente; la victoria así lograda no debería satisfacer al PP y hasta podría resultar efímera.
El gobierno, negando los problemas y posponiendo las soluciones, no avanza en la regeneración política y económica que con urgencia precisamos. Al contrario, ante la falta de una oposición seria y convincente, el abanico de los desconciertos cada día se va abriendo más. Se dice que cada país tiene el gobierno que se merece. Los que no hemos votado a ZP tenemos derecho a quejarnos pero asumiendo nuestra cuota parte en la actual situación.
No basta con denunciar al contrario, hay que demostrar que el relevo traería consigo la solución de los graves problemas que nos acucian y que los ciudadanos demandan. El enriquecimiento ilícito sería perseguido y castigado, provenga de donde provenga. Se restablecería el principio de que “más vale honra sin barco que barco sin honra”.
Y, para ser congruente con lo que digo, mi queja irá dirigida al PP (aunque para un votante de esa formación no resulte políticamente correcto). Mientras la corrupción económica y moral nos invade por los cuatro costados, la oposición se dedica a tapar o justificar los múltiples focos de desafecciones, corruptelas y desbarajustes que surgen en su seno. No faltan en las filas del PP quienes ven con buenos ojos la protección al aborto, el encumbramiento de las tendencias homosexuales, la incitación a la promiscuidad desde edades muy tempranas, la implantación del adoctrinamiento por medio de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, etc. etc., lo cual es inadmisible.
No abogan por la recuperación de determinadas competencias, los cambios en algunas leyes, como la electoral, la del poder judicial, la de incompatibilidades, y otras muchas que, el paso del tiempo, nos ha demostrado no cumplen las expectativas en ellas depositadas.
Con actuaciones zigzagueantes y faltas de energía –como líder nombrado a dedo- Rajoy tiene difícil el desembarco en la Moncloa. El miedo a perder el sillón hace que sus actuaciones vayan encaminadas más a contentar a unos y a otros que a buscar el beneficio de la nación. Hace falta alguien que limpie sus filas de los tibios y los que no aceptan los valores de una sociedad cristiana, lo que podría producir cierta sangría pero, a la postre, reforzaría al partido.
Acrecentaría la fidelidad de aquellos que, anteponiendo a toda veleidad el cumplimiento de un código ético, le acompañarían hasta el final y serían los únicos que, a la postre, le daría el triunfo en las urnas.A los adeptos a un partido de centro derecha nada les gustaría más que ver acciones ejemplares y ejemplarizantes en todos sus líderes que pudieran contraponerse a la verborrea y falsas promesas de los que hoy ostentan el poder.

jueves, 12 de noviembre de 2009

2009,1111 ABORTO SI, ABORTO NO

El presidente de la Conferencia Episcopal ha alzado la voz contra los políticos católicos que voten afirmativamente la nueva ley del aborto. Incurren en “pecado público”. Y ¿qué pasa con los que votaron la actual, bajo la cual se vienen eliminando más de cien mil vidas al año?
Los que sean ateos, agnósticos e incluso “católicos no practicantes” no se pongan nerviosos diciendo que la iglesia se inmiscuye en asuntos que no le competen. Queden tranquilos. No habla para ellos.
Para mí, como católico, quien no respeta la vida, tanto por acción como por omisión, tanto si ha salido a luz como si aún se encuentra en el claustro materno, siempre será un acto cruel “contra la humanidad” con independencia de lo que opine el gobierno de turno.
Es tremendo comprobar cómo la tibieza de los políticos, ante cuestión tan grave, puede llegar a aprobar una ley tan descabellada como la que ahora se discute. Considerar un derecho lo que siempre ha sido un delito no justifica la matanza de inocentes.
Ya sabemos que cambiar la ley electoral es tabú para todos los gobiernos pero, al menos, si se consiguiese que las votaciones fueran secretas en los parlamentos, sin que la desobediencia al jefe de fila trajese consigo la pérdida del escaño, sería un gran paso en la democratización de las instituciones.